martes, 29 de julio de 2014

Terry. Siempre del lado de las personas... mirándolas a la cara.








Terry Colson. Lo elijo para mi equipo.



Terry es un tipo honrado, le gusta el alcohol, aunque menos de lo que le gustan las mujeres... el deporte no se le da mal, en especial el boxeo... eso sí, en lo que destaca verdaderamente, por encima de todo, es en su trabajo, es un excepcional policía, de esos íntegros, que todo el mundo quiere que haga carrera en el cuerpo, porque con tipos como él, los Mardy Gras tienen menos tiros...

Vaya... creo que... me estoy equivocando. Terry no tiene un buen ambiente en el trabajo... ¿será porque hay policías que no hacen bien su trabajo?... efectivamente...

¡Y, ale! ¡A joderse el pobre Colson!

Jodido en el trabajo, separado de la mujer, discutido con su amiga la abogada inconvivible... ¿qué le queda a Colson?... bueno, espero que eche, al menos, algún polvete con alguna...

¡Y tiene hijos!

Por lo que tiene algo por lo que vivir y preocuparse, al menos que los hijos no enfermen por dormir en una caravana en mal estado... ¿cómo pueden hablar (los gobernantes de pastel) de democracia, de igualdad, de patria, mientras permiten que las compañías construyan cosas con materiales peligrosos y nocivos para comerciar con ellas? Pero es que encima, esas cosas, el gobierno, se las compra a las compañías con dinero público y se las entrega a los ciudadanos... ¿para que enfermen?... ¿para que luego tengan que comprarse los medicamentos?... me cago en los gobernantes de pastel.

Colson acaba como acaba... esto no es hollywood...

Y espero que le vaya muy bien, porque es un gran tipo.

David Morse está escepcional encarnando al humilde y directo Terry, me cayó bien desde su primera escena... noté que iba a ser clave en la historia de la serie... estaba claro que un actor como él no iba a interpretar a un personaje terciario que apenas aparece en los diez primeros capítulos... Colson resulta ser el antagonista de Sonny en cuanto a metraje: apenas es relevante en la primera temporada, por contra en las dos últimas su historia adquiere proporciones épicas y toda escena suya es intrigante, importante y complicada. Si la serie tuviera únicamente las dos últimas temporadas, diría que Terry es el protagonista de Treme, aunque no se dedique a la músisca... pero en Treme, como en la vida, no hay un protagonista capaz de darle la vuelta a la situación definitivamente.



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lunes, 28 de julio de 2014

Albert. El tío agujas y pandereta.








Albert Lambreau. Cae mal toda la serie... pero también le coges cariño.



Todos los actores de Treme se salen, pero Clarke Peters... se metió en mi sistema nervioso con sus miradas y gestos, y se incrustó cuando lo vi tocar la pandereta... conocía a Peters por las series The corner y The wire, en las que hace un papel grandioso, pero en Treme ya... me deja sin palabras.



Albert es un indio rojo...
Albert es un hombre viudo...
Albert tiene tres hijos...
Albert curra enyesando, pero sabe de todo en general...
Albert se crió en New Orleans...

Albert vuelve a New Orleans tras el Katrina, dispuesto a recuperar su estilo de vida, decidido a mantener sus tradiciones, le pese a quien le pese... es un cabezón, de la coronilla a la planta de los pies, su mujer hace años que dejó de amansarlo... ya no hará nada por nadie, excepto por él mismo.

En la primera temporada se nos muestra claramente que Albert es una persona singular, capaz de lo mejor y de lo peor, capaz de convertirse en una bestia desbocada y capaz de luchar por los derechos de los más desfavorecidos de su sociedad.

Pero durante toda la serie, Albert es, sobretodo, un tipo orgulloso y antipático, incapaz de dialogar con sus hijos, incapaz de convivir con nadie... él va a la suya y los demás que hagan lo que quieran, pero que no lo mareen. Él ya sabe cómo se hace todo, cómo debe sonar cada instrumento y cuántas puntadas debe tener cada traje... nadie le dirá jamás cómo se toca la pandereta, ya es un semidios haciéndolo.

Ya lo han mareado bastante, ya ha pasado por muchas épocas y ha escuchado muchas promesas...

Albert es el responsable de una escena impagable:


Los psicópatas de la ciudad están buscando músicos de la ciudad que les ayuden con un proyecto financiado para construir un lugar en el que disfrutar de la música local, un lugar de referencia donde disfrutar de la música neworleana. Albert ya había sido consultado por anteriores psicópatas en anteriores proyectos. En esta ocasión (último capítulo de la tercera temporada) deja claro que él no va a participar en el proyecto porque cree que el problema de las ciudades proviene de una creencia equivocada, a saber: "que el dinero es la solución para todo".

¡Menuda escena!

Al concluir la escena me quedé reflexionando... Simons sigue en su línea (esta vez acompañado de Overmyer) de no callarse nada. ¿Dinero? El dinero es la solución para los banqueros, para los que lo producen, pues de esta forma ellos siempre podrán comprar lo que se les antoje, incluso a las personas. Es la solución que aceptan los que quieren controlar, los que quieren vivir en un mundo controlado por un mecanismo que han creado. Es la solución que logra despersonalizar a las personas, convertirlas en objetos.

Albert sabe cúales son las intenciones de esos psicópatas, construir una ciudad que funcione a base de dinero, y el que no piense guiarse por el dinero, no tendrá un sitio en New Orleans...

Albert sabe que New Orleans no se construyó únicamente con dinero...




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LaDonna. Para volverse loca.








LaDonna Batiste-Williams. Es una cabezona egoísta, si, pero ¿quién se merece lo que le ocurre?



Bueno, he aquí el personaje más trágico de la serie. Su historia es agónica, asfixiante... cruel, desesperanzadora... pero ¿es inútil o insustancial?, no, para nada.

LaDonna tiene una vida familiar enrevesada que vamos conociendo durante la serie... un familiar suyo se situa en pleno centro de la vorágine de descontrol que sufrió la ciudad con el Katrina... ¿qué le pasó?, ¿por qué no aparece?... intriga, intriga y más intriga... Simon, en su línea de The Wire, nos deja claro que los casos no se resuelven de un día para otro, los hechos pueden quedar ocultos para los familiares por el fin de sus días... ¿justicia?, no existe en sí... me cago...

No obstante, lo más desagradable de su historia no tiene que ver con ese familiar, no. Su propia historia es la más desagradable de la serie, la putean los jovencitos hasta límites insospechados. La nueva horneada de ciudadanos ya no la respetan, no son como los de antes... son más violentos... más hijos de sus pollas y más hijos de la televisión y de los videojuegos agresivos... y del poder del dinero y del sistema para encubrir la verdad.

Pero LaDonna no arroja la toalla, es fuerte y cabezona, su coño tiene mucha fuerza y no se va a quedar quieta... llegará hasta el final, seguirá fiel a sus principios y vivirá conforme a sus deseos... y si tiene que alejarse un poco de sus hijos o de su marido... pues lo hará... a ella no la doma nadie...

Es un personaje que cae mal, si... pero no es mala gente.

Khandi Alexander borda su papel de mujer difícil, con un carácter que levantaría a un muerto... aunque LaDonna no es mágica, sólo es una forma de hablar.

Conocía a Khandi por su papel en The Corner... una serie única. En ella también da vida a una mujer de carácter... parece que se le dan bien estos papeles... su forma de mirar es auténtica, sus caras de mala hostia y de "no me toques los pezones" también... los diálogos con la mujer del hermano de su marido (su cuñada) no tienen desperdicio.

Sólo había un personaje con quien se podía llevar bien... y efectivamente, así es... hasta que la muerte los separa.



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Delmond. Me recuerda a los arcianos.





Delmond Lambreau. Quizá, mi personaje favorito, ¡qué paciencia!, ¡qué mano izquierda!



Delmond es un músico moderno... pero no olvida sus raíces.

Vive entre new york y New Orleans. Pero sin residencia hipotecada que le ate a ninguna de las dos.

Su evolución va dejando claro que lo que le tira de verdad son los orígenes, las raíces.

Conoce a una mujer en un Mardy Gras. Es una joven neworleana, buena gente y humilde. Aunque ya tiene una relación en new york con una joven y prometedora abogada... pero la de New Orleans es más...

Delmond tiene pulmones y técnica para tocar la trompeta como le da la gana.

Es un joven diez. No fuma, no abusa del alcohol. Trata con respeto a su padre y sus hermanas. Se lleva bien con sus amigos y con la gente que conoce... no es un psicópata desconfiado que busca sacar provecho de las demás personas.

Menuda tolerancia, menuda paciencia y... menuda mano izquierda... porque el encanto brutal del personaje resulta ser que él, pese a todo, hace lo que le pilla, lo que él decide. Sabe escuchar, si, pero no se deja convencer fácilmente. Nadie aliena a Delmond Lambreau.

Delmond va cruzándose con casi todos los personajes principales de la serie... y él sigue a la suya.

Toca con quien le parece que debe tocar siempre que le apetezca tocar.

Se queda con la joven que quiere quedarse y hasta tiene un hijo con ella...

... lo cual me lleva a sacar a colación el único aspecto que no me moló de la serie:


En el tramo final la serie es vertiginosa, tanto, que no tienen tiempo de sacar algo del nacimiento del hijo de Delmond... ¡por las barbas de Sócrates! ¡Es Delmond!, es un personaje imprescindible, ¿¡qué les hubiera costado poner una breve escena en que Delmond ve a su hijo por primera vez en este mundo al que ha decidido traer!?

Ocurren tantas cosas en la serie y tiene tantos caminos abiertos, que el final se queda corto... ¿por qué la última temporada tiene sólo cinco capítulos? No sé, no he hablado personalmente con Simon ni con Overmyer.

No diré más del personaje al que da vida Rob Brown... simplemente os animo a ver la serie, aunque sólo sea por escuchar las actuaciones en que participa... la música en Treme lo ocupa casi todo... y Delmond puede ser el cabecilla de cualquier banda... todos lo quieren en su banda, porque lo da todo por la música.


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Antoine. Sabe de lo que habla... y de lo que toca.






Antoine Batiste. Érase un hombre a un trombón pegado.




Bueno, bueno, bueno. He aquí un músico de la vieja escuela.

De los que se deja llevar por la música. De los que tocan porque no saben hacer otra cosa, ni vivir de otra manera. Su vida es la música. Su vida son sus pulmones... y, por supuesto, su sexo.

Tiene hijos pero viven con su exmujer. Él va de concierto en concierto, follando con la que puede... pero el sexo tira tanto que ya vive con Desiree y ambos cuidan de su hija en común... aunque se sigue follando a la que puede...

Y esa es la vida de un músico de la vieja escuela en Nueva Orleans... no hay más. Tocar, beber, follar, dormir, comer, tocar y seguir tocando... Batiste toca y toca su trombón, lo mismo en entierros que en conciertos de madrugada, codo con codo con los músicos más reconocidos de esa urbe, una de las cunas de la música... aunque no dispone de vehículo para desplazarse... por eso se conoce a la mitad de los taxistas de la ciudad, lo mismo que los taxistas lo conocen a él.

Y cuando parece que su vida es monótona, cuando piensas que el tal Batiste es un dejado, un pasota, una persona que no ve más allá de su nariz y de su polla... ¡pam!

Volanzato en su vida. Impulsado por Desiree y la necesidad económica, se convierte en la persona más entregada a los demás de toda la serie -incluso supera a Toni Bernette-. Resulta ser la persona más altruista de todas las que aparecen por la pantalla que nos muestra la cadena HBO.

La historia del trombón de Antoine está muy guapa... incluyendo la aparición de un japonés, quien propicia grandes diálogos con el trombonista neworleano... el choque de mentalidades queda bien patente... la cultura japonesa es otra cosa, y los neworleanos no se preocupan mucho de hacer turismo, su polis lo tiene todo para ellos.

Wendell Pierce, bien conocido por su memorable papel en The wire, ha constatado que es un pedazo de actor... tanto, que parece que no actúe. ¡Tócala otra vez, Bunk! Digo, Antoine.


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Annie. Las cuerdas le dan cuerda.






Annie. La dura vida del artista sin padrino.



Vive con su novio, Sonny, tocan en la calle... ella comienza a recibir más halagos que él. Ella no falla una nota, deleita a todos los presentes, destaca en el dueto.

Harley, un músico veterano que dedica su vida a tocar en la calle, se convierte en su inspiración, en su modelo a seguir profesionalmente.

Annie tiene claro que se quiere dedicar a la música... compondrá sus propias canciones. Pero necesita un empujón.

Harley no se lo puede dar, es ella quien tiene que tomar impulso y avanzar... el drama se acerca cuando el plano del director se convierte en plano general... sin ella quererlo, se convierte en la heredera de Harley.

La música de Annie es la música de la ciudad, de los desharrapados, de los humildes, de los que se alegran de poder escuchar una nota musical más al siguiente instante... pero la música del pueblo, cuando es buena, llega más allá... y algunos quieren aprovecharse de ella. Su historia se convierte en rocambolesca y subrealista al final de la serie... los aprovechados quieren tergiversar su música... ¡la música que le sale del alma, trastocada para agradar a más público!

Harley no lo consentiría...

Annie es pasional a la hora de tocar, lo mismo que lo es con sus parejas... pero sus parejas son demasiado complicadas y ella es demasiado profesional y demasiado buena música como para mirar hacia atrás... debe mirar hacia delante.

Debe mirar a su representante y poner las condiciones, porque una señora música como ella no puede caer en manos del poder del dinero y la mentira.

Lucia Micarelli coge el violín y lo eleva al cielo... y entonces, y sólo entonces, lo hace sonar... ¿qué más podrá hacer con ese ritmo?

Toda la música en la impresionante serie es acojonante... pero dominan los vientos... Annie es la cuerda que ata la serie para que no se escape nada.

¡Otra, otra, otra!



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Sonny. El héroe europeo.






Sonny. De la superficie desbordada a las profundidades, y de allí abajo... al mar.



Sonny es uno de los héroes anónimos que dejó el Katrina. Pocos lo reconocen por la calle, pero salvó vidas tras el desastroso huracán, rescatando a personas que se habían quedado atrapadas en sus casas.

Pero no trabaja de bombero ni es voluntario social. Es un músico, inmigrante holandés, que toca en la calle. Su novia Annie y él actúan al aire libre, luego esperan la voluntad de los oyentes.

El negocio no les va muy bien... ella toca de escándalo pero él se va dejando caer por las profundidades... hasta que se mete en ellas... sin asomar la cabeza... aunque nunca quiere parecerse a Toni Montana.

La vida de Sonny pega un vuelco... las profundidades no colman sus espectativas no es la vida que esperaba llevar en el país de las oportunidades... por suerte para él, alguien le consigue un pasaje para el barco de alta mar... y, por fin, Sonny logra asomar la cabeza... al asomarla percibe una sensación especial, pues se topa con un ser de otro continente... ¿será esta mujer exótica su novia definitiva?

Lo que se concatena con otra pregunta clave: ¿se la follará algún día?... la hostia, ¡cuánta intriga!... resulta que aún quedan personas clásicas, románticas, o como se les quiera llamar, el caso es que son personas que no se guían únicamente por la atracción física para entablar una relación.

La metáfora del padre de su nuevo amor, sobre el abandono del que es capaz el ser humano es impresionante... le hace ver al nuevo miembro de la familia pescadora cuál es la filosofía oriental: respetar la naturaleza, respetar a las personas, que son parte fundamental de la naturaleza.

Y la música... ¿volverá Sonny a sentirse músico tras su paso por las profundidades?

Es uno de los personajes más peculiares de Treme. Imprescindible durante la primera temporada va desapareciendo según transcurre su viaje. Ahora lo vemos, ahora no lo vemos.

Michiel Huisman tiene un papel difícil... pero lo hace tan bien que su historia engancha desde el principio. En cada capítulo de la cuarta temporada me preguntaba si aparecería... me gustó ver que los creadores no se olvidaban de él.




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Janette Desautel. Atractiva, trabajadora e impulsiva.





Janette. Deleitando al personal con el jalar.




Ha abierto un restaurante en New Orleans, no le va mal, por las noches el garito se le llena para cenar... Janette es una cocinera excelente, una chef de alto rango... otros chefs que van a su local rebañan los platos que les sirve.

Y sin embargo, no puede hacer frente a todos los pagos... los intereses de los bancos son altos. Tampoco puede ir a su casa, el Katrina la destrozó. Aún así, cuando sale del trabajo y se toma una cerveza tiene ganas de bailar. Quiere felicidad, quiere música y quiere follar.

Por supuesto, las circunstancias económicas le llevan a cerrar el restaurante. Decide aceptar un trabajo en nueva york, cocinando en el local de un chef con más fama que ella... pese a todo, aún tiene ganas de aprender y seguir mejorando... aunque preferiría seguir siendo ella misma su propia jefa... y a ser posible que sea...

...en New Orleans, porque la ciudad tira mucho, los sentimientos la llevan hacia ella... pero es que, ¡no tiene casa en New Orleans!

Esta situación les sirve, a Simon y Overmyer, para mostrarnos un aspecto crucial de la vida civilizada del s.XXI. La casa de Janette estaba asegurada, si; pero no contra huracanes, por lo que no le dan el dinero para arreglarla. Ella va a hablar con quien le corresponde, espera sentada que llegue su turno, hay mucha gente reclamando en circunstancias parecidas a ella; ya es tu turno. Habla con quien le corresponde, éste no sólo le dice que no le puede ayudar, también le plantea una cuestión, el diálogo es algo así:


—Si la ayudo a usted tendría que ayudarles a todos, y, entonces, ¿qué cree que pasaría? —plantea el empleado de la aseguradora.
... Janette se queda un instante dudando, hasta que le llega la inspiración, clara, diáfana y tranquila; no necesita un doctorado para responder:
—No sé, ¿que nos ayudarías a todos?


Y yo me pregunto:


—¿Qué tiene de malo ayudar a la gente?.
Mi respuesta siempre es la misma:
—Nada.

Fdo: Musa.


Pero el currante de la aseguradora no les puede ayudar a todos porque perdería su trabajo...

Y yo me pregunto:

  1. ¿El capitalismo no fomenta una sociedad de servicios?
  2. ¿El capitalismo no funciona bien con el pleno empleo?
  3. ¿Por qué hay servicios que funcionan para chupar la sangre a las personas y luego no permitir ayudar?
  4. ¿Cómo ha permitido la especie humana construir un sistema civilizatorio que se basa en poner precio a todo (incluidos casi todos los seres del planeta) y despersonalizar las ciudades, despersonalizando así a las propias personas, que son las que construyen las ciudades?

Las personas se guían únicamente por el dinero, al menos en el 84'9% de la población del planeta... este 84'9% de la población piensa únicamente en el dinero al menos durante el 96'3% del tiempo que emplea en realizar su jornada laboral... y eso que el dinero no es una persona, con la que convivir, con la que desayunar, a la que oler, a quien puedas acompañar al colegio... ¿o si?
¡Hostia! Quería pensar que el dinero no es una persona, pero ahora pienso que lo es... el dinero es la hostia, sirve para todo, lo compra todo y lo puedes llevar a todas partes, los demás no saben cuánto llevas encima, o cuanto tienes guardado... el trabajo proporciona el dinero que posibilita el comercio entre los pobres... asi que todo el mundo a buscar empleo como loco... si no tienes dinero no eres nadie... y tú lo sabes...

Janette está entre el 15'1% de las personas que no se guía únicamente por el dinero, aunque en el trabajo se pone muy seria.
Kim Dickens realiza un gran trabajo para encarnar un personaje difícil de interpretar. Pues es, sencillamente una cocinera... ¡¿Pero cuánta gente come cada día y cuánta gente gobierna?!... mmm me parece que se necesitan más cocineros que políticos y banqueros.

Kim Dickens es una actriz HBO, ya participó en Deadwood.



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Conclusión. Palante... que patrás no se puede.




Conclusión:



El último plano de Treme —en la imagen— deja una sensación vital clara: la vida avanza, evoluciona... hacia delante... todavía no se ha inventado la máquina del tiempo que permita a los egoístas humanos viajar al pasado y modificarlo. Lo que una vez se hizo no se puede borrar... a cada momento hay que adaptarse al nuevo presente.

Treme se convierte en la serie que destroza mi podio —1ª The wire, 2ª Deadwood, 3ª Roma—, ya no puedo tener tres series favoritas, ahora tengo cuatro... ahora me cago en los podios. Gracias David y Eric...

David sigue con su línea periodística... bien avanzada la serie aparece un periodista que viene de otra ciudad... ayuda todo lo que puede a Tony Bernette... realiza un gran trabajo de investigación y lo publica. David no parece olvidar sus raíces.

O sea, Treme, muestra un poco de todo lo que se puede encontrar en una ciudad moderna, pero con el hándicap de haber sufrido una catástrofe... lo que da pie a enseñar no sólo a la gente autóctona de allí, sino a todos los cabroncetes que acuden para aprovecharse de la situación... y lo más grande de la serie es que, escena tras escena, induce a pensar que los cabroncetes disfrutan de los placeres de los lugareños, aunque internamente no paren de pensar en cómo sacarles provecho. Por ejemplo, la serie lo induce al mostrar a un banquero y a un especulador de la construcción hablando de controlar las acciones de los demás mientras se comen un bocata en un lugar petado de gente, como si fueran dos currantes más en su hora del almuerzo.

Y si algo me ha llegado de la serie es el Mardy Gras.

Me gustaría ir algún año al Mardy Gras para disfrutar del espectáculo, de la música y de la desinhibición... y no escuchar ningún disparo... pero ¿qué ciudad estadounidense condena el uso de armas de fuego hasta el punto de prohibir su tenencia?

La música ¿acabará alguna vez con las armas mediante un apocalipsis globalizador? Depende quien gobierne, mientras individu@s psicópatas como Wert sigan teniendo mano en la educación estoy seguro de que la música no tiene posibilidad alguna de ganar el combate.

La totalidad de personajes principales de Treme disfrutan con la música y el Mardy Gras. Treme equivale a música. Es la única serie que conozco en la que la música es una protagonista más. De repente alguno de los personajes va a presenciar una actuación, no a tocar, y lo que hay en el escenario se convierte en el noventa por ciento de la escena. De que te quieres dar cuenta estás escuchando una canción... en la emisora de Davis, en la calle con Annie o Sony, en un local moderno con Delmond, en un tugurio con Antoine... o el imborrable My Indian Red de la peña del gran jefe Lambreau...

El gran jefe indio, por muy legendario que sea, acaba muriendo... de momento, el único jefe que no muere es el dinero... esa es la otra gran conclusión de Treme.

Aunque las personas tengan facilidad para realizar alguna tarea, tengan un don, tengan sentimientos altruistas, tengan la posibilidad de aprender a construir y reconstruir hogares, tengan la capacidad de educar en la música y la empatía... de lo que se tiene que preocupar la inmensa mayoría de las personas es de conseguir dinero. Dinero para pagar las tasas administrativas, las facturas de los servicios básicos, los seguros, los intereses de préstamos e hipotecas, los impuestos indirectos... dinero.

Todos los personajes principales de la serie tienen capacidades importantes con las que llevar un estilo de vida aceptable... pero todos lo pasan mal en algún momento por culpa del sistema. Y el jefe del sistema es el dinero. Ese ente abstracto pero concretado, o sea, prometido pero efectivo. La ley del sistema dicta que el dinero vale, pese a que fue el dinero de los reyes (y demás nobles) primero, y de los banqueros después, el que creó la ley.

Sin embargo, por muy hábil que sea una persona en una tarea, no podrá conseguir todo lo que se proponga ofertando su tarea como moneda de cambio. Alguien le pedirá dinero, y deberá encontrar a otro alguien que quiera pagarle dinero por su tarea.

Simon y Overmyer lograron transmitirme esta sensación durante toda la serie... los días pasan en las vidas de los seres humanos... trabajan, aman y bailan... salen de sus casas, viven y conviven lo mejor que pueden... pero en un momento u otro, sus espectativas vitales topan con el sistema... con un sistema que no les ayuda... como decía Terence McKenna: «La cultura no es tu amiga.»

PD 1:El tema principal de John Boutté es... pegadizo no, lo siguiente... y es una grata sorpresa ver al cantante aparecer en la serie...

PD 2: la vida no tiene un protagonista.

PD 3: Treme es una serie de esas que no se basa en ser de acción, ni de intriga-policíaca-suspense, ni de hospitales... parece que no ocurra nada y que apenas pueda aportar nada a personas que no disfrutan con la música... sin embargo, es de esas series que de pronto te hacen sentir que estás pegado al asiento, sin moverte, tenso, sin tener la más mínima jodida idea de lo que va a ocurrir... te pega al asiento de una manera mucho más intensa que la mayoría de esas series que van de intrigantes y emocionantes.

Fdo: Dori.


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Toni. ¿La abogada del diablo? ¿Quién es el diablo, sabe conducir?






Toni Bernette. ¿¡Indescriptible!?, ¡¿inconvivible?!, ¡¿incorruptible?!, ¿¡imperturbable!?



Es un personaje que me fue dejando sin palabras capítulo a capítulo... no sé que hacer con ella, qué contar de ella... toda en sí es fascinante, a la vez que indescriptible.

Parece la mejor madre del mundo, la mejor mujer, se preocupa de su familia y disfruta con la música y las fiestas de la ciudad... pero en tiempos de trabajo no tiene tiempo para nadie... y rodeada de circunstancias trágicas se transforma en la abogada inconvivible, no se puede hablar con ella ni ella habla con nadie... ¡bufff!, mala marcha...


Durante la segunda temporada tenía ganas de meterme en la pantalla, pegarle un bofetón e instarle a que cambiara su situación familiar... pero no pude.

Fdo: Mitsuru.


Resulta que es abogada, pero no es una abogada cualquiera, lo suyo es vocación, se mete en pleitos contra la administración, contra la policía, la penitenciaría... y contra quien haga falta... Toni es incorruptible. Sin duda.

La cosa parece que no le va mal durante la tercera temporada, cuando su relación con su colega el policía boxeador mejora. Pero el poli boxeador tampoco tiene una gran reputación en la ciudad, por lo que su relación no es un camino de rosas... la intriga acompaña sentimentalmente a Toni hasta el final de la serie... aunque la intriga máxima la pone el sistema judicial... un caso de la letrada Bernette tiene en vilo a media Nueva Orleans y a parte del extranjero.

¿Ppodrá quedarse imperturbable ante la amenaza pública que se cierne sobre su familia?

¿Amenaza pública?, pero ¿las fuerzas del orden no estaban para proteger a los ciudadanos? Si Toni no ha transgredido ninguna ley y su hija tampoco, ¿por qué las amenazan?

Espero que alguien la ayude... porque sino... pero, ¿qué puede hacer Toni?... ¿rezarle a dios?, no, se va a hablar con la peña... y una persona de color carne la ayuda.

Melissa Leo realiza un gran trabajo, sin maquillajes, al natural, una mujer que se pasa la vida leyendo, ayudando a su ciudad, a los ciudadanos de la ciudad, llegando al fondo de los casos... ¿cuántos abogados hay así?, por suerte muchos... por desgracia no los suficientes.


PD: en primera instancia lo que le ocurre a su marido parece prematuro... pero si recapitulas sus escenas... ¿en cuál está contento?

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Davis McLary. Shame, shame, shame...




Davis McAlary.


Davis McAlary me pareció un gilipollas en el primer capítulo... incluso en el segundo... es un jodido pijo que va de enrollado porque puede... parece que no se percate de su impertinencia; vamos, que parece un engreido con aires de narcisismo y grandiosidad, parece un flipado que no sale de su mundo, que no se percata de que los demás tienen otras preocupaciones y necesidades...

Pero poco a poco me di cuenta de que no lo hace únicamente porque puede, lo hace sobretodo, porque es buena gente... y sin darme cuenta se convirtió en el "puto amo", un tipo encantador, con unos valores y un humor dignos de los mejores caracteres humanos, una persona íntegra, que piensa en hacer cosas para ayudar a los más desfavorecidos, en plan altruista, capaz de sacrificar sus intereses económicos. Si, si, estás leyendo bien, Davis es una persona, de esas que no tienen como su prioridad hacerse rico, sino vivir en un entorno feliz.

Para ello hace lo que mejor sabe hacer: ser él mismo e intentar mantener su puesto de trabajo como locutor en la emisora de radio de New Orleans.

Durante la serie va llevando al estudio de la radio a varios músicos (todos los que puede, pues a su jefe no le mola mucho su estilo), el resultado es grandioso... grandes escenas nos proporciona de este modo Dj Davis, sí, en especial Shame, shame, shame... sin embargo, las escenas que más recordaré de él son las que nos muestran su forma de ser:

  • Poniéndose ciego de buena mañana con los colegas...
  • Conduciendo su coche por las maltrechas calles de su querida ciudad...
  • Ensimismado con sus proyectos altruistas, hablando con quien haga falta para conseguirlos...
  • Arreglando como buenamente puede las maltrechas calles de su querida ciudad...
  • Pilotando un bicicleta a dos pedales, como las bicis de toda la vida... aunque quede para hablar de un proyecto super importante con un especulador que acude a la cita con un cochazo alquilado...
  • Recordando que nadie arregla las maltrechas calles de su querida ciudad...

Gracias Steve Zahn, por lograr una gran actuación interpretando a Davis McAlary.

Y como hace mucho que vi la serie, y hace mucho que quería escribir sobre ella, de pronto me he dado cuenta de que ya escribí algo sobre Davis, así que pongo los dos escritos... porque puedo y porque Davis se lo merece... ahora el segundo escrito:


Davis. Dj Davis pa los colegas.

«¿Este tío es gilipollas?» Pensé en los primeros capítulos de la serie.

Sin embargo, según fueron transcurriendo los capítulos pensé: «¡Este tío es un crack!»

Al final de la primera temporada te das cuenta que es una de las principales de la serie... de las personas principales de la serie... Davis es, ante todo, persona. Después, neworleano. Por último, músico y dj.

Su vida sentimental se merece una entrada completa, que no escribiré, así que no me detendré en las hipótesis sobre el éxito de Davis. El caso es que triunfa, pese a vivir sin un plan establecido.

Vive siguiendo sus impulsos, va a donde le lleva la música... pero por el camino, deja vivir a los demás, nunca piensa con malicia, va de frente a hablar con quien haga falta... este estilo de vida le sirve para llevarse múltiples collejas. La vida no funciona al ritmo de Davis.

¡Qué pena! Me imagino a la peña viviendo al ritmo de su canción «¡Shame, shame, shame!»... y me mola la imagen mental que surge en mi cabeza.

De modo que Davis se va poniendo duro con quien lo trata mal... aunque es tan buena persona que nunca deja de tener pensamientos positivos, ni creatividad para comenzar nuevos proyectos... lo que le lleva a conocer más gente... y seguir recibiendo collejas.

Tiene un colega muy auténtico, melenudo, tirando a feo... cuando se juntan se ponen hasta los ojos de birra y marihuana. Con tal panorama, los capítulos avanzan y su relación no conduce a nada productivo... pero cuando aprece el producto que prepara el colega... ¡es brutal!... ¿inmejorable?

Y no me puedo olvidar de la anécdota de la conducción. Davis tiene un carro clásico, con el que recorre las calles de su maltrecha ciudad... y del asfalto no te puedes fiar (... de repente, al escribir, me he sentido como en una canción de Los Suaves... ¡normal, soy un felino!...)... Davis se topa con varios baches... de uno se hace colega... ¡grandes escenas!

Un colega al que le recomendé la serie compartió conmigo una gran reflexión que tuvo sobre Steve Zahn: «Si tuviera que hace una película de Los Simpson con personas reales, Davis haría de señor Flanders.»





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Treme. Un cachito de historia, de vida.








Eric Overmyer —sentado— y David Simon —de pie—. Los dos co-creadores de Treme... Treme es un barrio norteamericano del sur... la palabra viene del francés y no lleva acento en la última "e", pero el golpe de voz se da en la última sílaba... en castellano puede formar parte en frases como: "Así lo hacemos en el tremé, hijo de puta".






Treme. Desde primavera de 2010 hasta invierno de 2013. ee.uu. 36 capítulos de unos 50 y pico minutos... aunque algunos pasan de la hora.




Treme es la serie creada por David Simon y Eric Overmyer para contarnos su punto de vista sobre lo sucedido en New Orleans tras el huracán Katrina.

En ella, no hay un dios visible y contrastable que dicte los mandamientos, como hubo en aquella fantástica época en la que se crearon los dioses... los dioses nacían y morían, pero eran ellos quienes regían los designios del destino... lo que hay en Treme son muchas personas, respirando, comiendo, bebiendo, bailando, copulando, musiqueando... las personas ya no se pueden alumbrar ni decapitar nuevos dioses. Hay un dios que lo copa todo... y no es hijo de ningún dios, sino de un poderoso caballero.


La tabla de los 11 mandamientos de Treme... ¿No tendrían que ser 10? ¡nnnnoooooo!

Cada celda habla sobre una de esas personas que vive en la serie... menos la última... porque el mundo no es perfecto, no es de diez... la vida sigue avanzando sin alcanzar la perfección.


Davis McAlary Janette Desautel
Antoine Batiste LaDonna Batiste-Williams
Delmond Lambreaux Albert Lambreaux
Toni Bernette Terry Colson
Sonny Annie
CONCLUSIÓN


SI TE GUSTA COMPRENDER EL SIGLO XXI, Y TE GUSTA LA MÚSICA... TE GUSTARÁ TREME