Antoine Batiste. Érase un hombre a un trombón pegado.
Bueno, bueno, bueno. He aquí un músico de la vieja escuela.
De los que se deja llevar por la música. De los que tocan porque no saben hacer otra cosa, ni vivir de otra manera. Su vida es la música. Su vida son sus pulmones... y, por supuesto, su sexo.
Tiene hijos pero viven con su exmujer. Él va de concierto en concierto, follando con la que puede... pero el sexo tira tanto que ya vive con Desiree y ambos cuidan de su hija en común... aunque se sigue follando a la que puede...
Y esa es la vida de un músico de la vieja escuela en Nueva Orleans... no hay más. Tocar, beber, follar, dormir, comer, tocar y seguir tocando... Batiste toca y toca su trombón, lo mismo en entierros que en conciertos de madrugada, codo con codo con los músicos más reconocidos de esa urbe, una de las cunas de la música... aunque no dispone de vehículo para desplazarse... por eso se conoce a la mitad de los taxistas de la ciudad, lo mismo que los taxistas lo conocen a él.
Y cuando parece que su vida es monótona, cuando piensas que el tal Batiste es un dejado, un pasota, una persona que no ve más allá de su nariz y de su polla... ¡pam!
Volanzato en su vida. Impulsado por Desiree y la necesidad económica, se convierte en la persona más entregada a los demás de toda la serie -incluso supera a Toni Bernette-. Resulta ser la persona más altruista de todas las que aparecen por la pantalla que nos muestra la cadena HBO.
La historia del trombón de Antoine está muy guapa... incluyendo la aparición de un japonés, quien propicia grandes diálogos con el trombonista neworleano... el choque de mentalidades queda bien patente... la cultura japonesa es otra cosa, y los neworleanos no se preocupan mucho de hacer turismo, su polis lo tiene todo para ellos.
Wendell Pierce, bien conocido por su memorable papel en The wire, ha constatado que es un pedazo de actor... tanto, que parece que no actúe. ¡Tócala otra vez, Bunk! Digo, Antoine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios varios o escasos